Esto sucedió en una localidad de Australia cerca de Sidney. De repente el mar se convirtió en una gigante gelatina espumosa, según parece debido a una reacción química iniciada con un choque de temperaturas y distintos compuestos químicos como algas, sal, yodo y otras materias disueltas. Los surferos en unos pocos segundos se vieron engullidos por la espuma, que era de poco espesor y al contacto se deshacía fácilmente con lo que no suponía ningún peligro y si una gran diversión.
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